IDEAS ORIENTADORAS

La Fundación Memorial de América Latina fue creada a semejanza de su idealizador, un intelectual con una sólida formación multidisciplinaria. Darcy Ribeiro, que no necesita de más presentación, trató de identificar una cultura nacional que no entrara en conflicto ni excluyera a ninguna de las culturas presentes en nuestro territorio brasileño.

Es fascinante cómo Darcy, ya sea como antropólogo, educador o político, defendió con vehemencia la educación pública y democrática. Valoró fuertemente las manifestaciones culturales más populares, considerándolas capaces de generar sentido de pertenencia y consolidar la identidad cultural.

No está de más recordar que Darcy Ribeiro fue ministro de Educación durante el Régimen Parlamentario del Gobierno del presidente João Goulart y también jefe de la Casa Civil. No obstante, después de vivir en países como Chile y Perú, además de trabajar en varios otros países, su pasión pasó a ser la comprensión y el fortalecimiento de la identidad latinoamericana.

El sueño de Darcy tomó entonces forma en las líneas del genio Oscar Niemeyer. Este, por su parte, solía decir que la arquitectura, así como, la obra de arte, tiene que sorprender y emocionar. El hecho es que Niemeyer se superó magistralmente con el Memorial, creando un complejo arquitectónico que a menudo arranca suspiros en medio de la aridez de la megalópolis.

Durante la inauguración, Darcy Ribeiro dijo en un documental producido por la Secretaría de Estado de Cultura: “El Memorial es un lugar de visita obligatoria, no sólo para los paulistas. Tiene la misma fuerza que el Ibirapuera representó en la celebración del cuarto centenario de la ciudad. A través del Memorial, São Paulo se asume hoy como América Latina”.

A toda esta exuberancia cultural y arquitectónica se han sumado otros dos frentes importantes: el académico y el de naturaleza político. El Memorial fue reconocido como sede de investigación y conocimiento por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), con el objetivo de acercar a las universidades latinoamericanas. Se creó un consejo curador formado por tres de las mayores universidades de São Paulo: Universidad de São Paulo (USP), Universidad Estatal de Campinas (Unicamp) y Universidad Estatal Paulista (Unesp), así como, la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo-Fapesp).

Al mismo tiempo, con los recursos de la propia Fundación Memorial se construyó un edificio que alberga un impresionante auditorio, también diseñado por Niemeyer, e incluso más bello que el Senado Federal, que entonces comenzó a funcionar como sede del prestigioso Parlamento Latinoamericano. El edificio hasta ahora es cariñosamente llamado de “Parlatino”.

 

En aquella época, todos los jefes de estado latinoamericanos que visitaban Brasil eran recibidos en el Memorial por el entonces gobernador del Estado. El propio Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), con recelo de que São Paulo mantuviera conversaciones bilaterales sin el pleno conocimiento de Brasilia, pasó a mantener un puesto de carácter permanente de Itamaraty en el Memorial.

Con este espíritu, Niemeyer concibió el colosal “Salón de Actos”, pensado para la firma de tratados y acuerdos bilaterales, rodeada de un espejo de agua, incluyendo un parlatorio, en los mismos moldes del Palacio del Planalto de Brasilia. De esta manera, después de firmar tratados en el Memorial, las autoridades pronunciarían sus discursos ante la multitud congregada en la llamada “Plaza Cívica”, con capacidad para casi 20 mil personas. En esta plaza cívica se destaca la famosa “mano abierta” en posición vertical con el mapa de la heroica América Latina, poéticamente goteando como si fuera sangre.

En el denominado “Pabellón de la Creatividad”, Darcy Ribeiro dio rienda suelta a su percepción de que el arte popular es recibido con más libertad, sin las barreras que a veces provoca el llamado arte erudito. Con la idea de crear una colección de arte, en 1988 encargó a la fotógrafa inglesa Maureen Bisilliat y a su marido que viajaran a México, Guatemala, Ecuador, Perú y Paraguay con el objetivo de adquirir el acervo de arte popular del Memorial de América Latina.

Las obras expuestas hasta hoy en el Pabellón fueron utilizadas en las manifestaciones culturales presenciadas por Maureen. Piezas llenas de significado y contenido simbólico, enraizadas en las expresiones culturales de estos pueblos, capaces de generar inmediatamente un sentimiento de pertenencia y también de acogida. La colección resultante desborda pleno respeto por la diversidad cultural, contemplando por medio de la multiplicidad de piezas, diversos aspectos que representan particularidades de las diferentes culturas latinoamericanas, tales como: idioma, tradiciones, religión, costumbres, entre otras características propias de cada pueblo.

Cabe señalar, por lo tanto, que el Memorial fue concebido para promover de forma bien natural, iniciativas de inclusión y respeto, no sólo por la diversidad cultural, como también, por la diversidad social y política. La misión de este exuberante conjunto es, por tanto, servir de catalizador para fomentar la inclusión y el respeto de todos los tipos de diversidad, sin excepción.

Estas son, sus ideas rectoras, algo que esta actual gestión ha adoptado incondicionalmente, de corazón abierto, evento a evento, consciente de su responsabilidad de reconciliar la Fundación Memorial de América Latina con sus reales y nobles vocaciones.

Pedro Mastrobuono es Doctor Honoris Causa en Protección del Patrimonio Cultural y alumno de posdoctorado en Antropología Cultural en la UFMS.

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