El colorido es una invitación a la fiesta, pero para una fiesta no tan conocida entre los brasileños. Es momento de recordar a los seres queridos que han fallecido; y también de honrarlos con mucha comida, bebida y decoración característica. Entre los ítems que dan ambiente a la festividad están las velas, flores, muñecos y figuras de calavera, además de banderolas de diversos tipos. Una celebración de la muerte con un brillo bien típico de la vida.
El Día dos Mortos, o en español, “El Día de Los Muertos” es una de las principales celebraciones de México, realizada generalmente los días 1 y 2 de noviembre. En esa época, miles de turistas visitan el país latinoamericano. Pero aquí en Brasil también realizan fiestas. Es en São Paulo, especialmente en el Memorial de América Latina, donde anualmente se realiza uno de los mayores eventos fuera de México.
Del 4 al 12 de noviembre, el público puede visitar la exposición de los altares, feria gastronómica de tacos, shows de música típica y festival de cinema. Todas las actividades, realizadas en colaboración con el Consulado General de México, son gratuitas y abiertas al público.
La exposición de los Altares del Día de los Muertos se realizó en la Galería de arte Marta Traba, el 4 y 5 de noviembre y del 7 al 12 de noviembre. En la galería se montaron cinco altares para recordar a personalidades reconocidos tanto nacionales como internacionales. Uno de los altares fue desarrollado por el Memorial; otro por las Mexicanas en São Paulo (Mesp); y, los demás, por el Centro Paula Souza. Por otro lado: hasta la fecha de la apertura de la exposición, ¡todos los temas se mantuvieron en secreto, es decir, nadie sabía como sería la creación!
Además de los altares, el público puede consultar montajes especiales para homenajear a dos jugadores: el brasileño Edson Arantes do Nascimento, Pelé; y el portero mexicano Antonio “La Tota” Carbajal. Se utilizaron pelotas de fútbol para crear el ambiente, pero el telón de fondo fue un escenario inspirado en el espacio.
El curador general de la exposición, Arthur Jorge, conocedor de la cultura mexicana, explicó el concepto de la exposición. “Refleja el sincretismo religioso de las creencias paganas de los prehispánicos con el cristianismo. Es alegre porque se conmemora la nueva vida, se conmemora la presencia de los seres queridos. Es un día para festejar, no es para llorar, es de recordar. Y los adultos, los niños y los ancianos entienden que la muerte forma parte de la vida”, justificó.
Para contar un poco de la historia de la festividad, Jorge usó elementos cargados de simbolismo, como las mariposas monarcas, que hacen referencia a la venida de los espíritus y a los lazos familiares de acuerdo con la creencia azteca.
El público también puede ver el festival de tacos, presentación de Mariachis, estilo musical considerado el “alma mexicana”, además de música latina, ring de lucha libre y concurso de disfraces. Todo esto ocurrió el 4 y 5 de noviembre en la Plaza Cívica.
Y el 10 y 11 de noviembre, el Memorial recibió la 1ª Muestra de Cine Mexicano en el auditorio de la Biblioteca Latinoamericana. En esa oportunidad, fueron exhibidas nueve producciones cinematográficas que aún eran inéditas en Brasil, entre cortos y largometrajes de diferentes géneros, abarcando películas de drama, documentales y ficción. El tema central fue “Identidades: Protagonismo Femenino” y se pusieron a disposición 100 asientos, todo gratuito.
AUGE DE LA CULTURA
Cada vez más, la conmemoración del Día de los Muertos viene siendo difundida y promovida en el exterior. Ante eso, es importante mencionar la película de Disney con Pixar “Viva – La vida es una fiesta”, que ayudó en ese proceso. Esta festividad mexicana, incluso, es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La profesora y actriz Leticia Orellana tiene origen chileno y brasileño, pero ya trabaja desde hace algunos años con la divulgación de la cultura mexicana. Ella cuenta que siempre fue fanática del Día de los Muertos y que ya participó de cinco ediciones en el Memorial. Este año se vistió para el personaje. «La exposición en el Memorial de América Latina es ya una tradición de algunos años. Particularmente, en São Paulo, el evento creció bastante y la curiosidad de las personas aumentó con la divulgación de películas y otros elementos de arte asociados”, argumentó. “El brasileño ya tiene la fama de alegre, y tener un evento en el que se ve la muerte como algo bonito, de recuerdo, fiesta, con diversos simbolismos, colores, es algo envolvente, y acerca aún más a los pueblos”, completó.
TRADICIÓN EN FAMÍLIA
La abogada Catalina Teran es mexicana, natural de Guadalajara, pero vive en São Paulo desde hace siete años. Ella y sus dos hijos, de 4 años y 6 años, siempre montan un altar para la ocasión. “Ponemos en el altar las cosas que nuestros seres queridos más les gustaba comer, como una especie de ofrenda, además de agua, para aplacar la sed de ellos; sal, para purificar el camino; y velas, para iluminar el trayecto. Ya el arco de flores de la decoración simboliza la entrada al mundo de los muertos. Es un día de tristeza, pero de alegría, por saber que ellos [seres queridos] están mejor ahora y van a venir a visitarnos. Así que queremos que vean que estamos bien y felices”, explicó.
Entre las personas recordadas por la familia de Catalina este año están, su madre y los abuelos de su marido. “El Día de Muertos es para conmemorar la vida y la muerte, saber que todos vamos a morir, pero que no tiene que ser un momento de miedo y tristeza, por el contrario, tiene que ser de felicidad por saber que todo lo que queríamos hacer en esta vida conseguimos y que aprovechamos al máximo”, Complementó la abogada.
Ya la mexicana Antonieta Pozas es natural de la ciudad de Querétaro y dueña del restaurante “La Mexicana”, bastante conocido en São Paulo. Ella ha estado en la ciudad desde 2004 y siempre dice celebrar la fecha no solo en casa como en el restaurante. Para explicar mejor la cultura de la gastronomía, detalló algunos de los platos que se colocan en los altares, entre ellos el “Pan de Muerto”, que es un pan dulce con decoraciones que recuerdan a huesos y tumbas.
“Se espolvorea con azúcar y el azúcar simula las lágrimas del muerto. En México, también hacemos calaveras pequeñas de chocolate blanco y negro, con adornos. Otra cosa tradicional es una salsa de chocolate con pimienta que se puede usar en pollo, pato o cerdo”, explicó. Antonieta también destacó una especie de humita mexicana acompañada de una salsa picante y un dulce de calabaza servido en un plato hondo.
“Cuando yo era niño, tengo fuertes recuerdos de mi madre y de mi padre llevándonos al cementerio. Además de flores, me recuerdo de las sillas que llevábamos. Nos sentábamos alrededor de la tumba abuelo, hablábamos con él. Allí mismo comíamos, corríamos y jugábamos por el cementerio. Nos quedábamos desde las ocho de la mañana al mediodía Y había mucha música, las personas llevaba a los mariachis para cantar. Siempre fue una gran fiesta, algo bien común para nosotros”, recuerda.